DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 08:37
HORA DE LLEGADA: 12:46
TIEMPO DE PEDALEO: 03:10
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 04:9
DISTANCIA RECORRIDA: 41.1 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 7.0 ºC ( mín.: 3.0 ºC máx.: 10.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual
OBSERVACIONES: Caídas de José Luis y Victor sin consecuencias. Pinchazo de Pedro. Una parte del grupo, formada por los gayers, no realizaron el recorrido de ida y vuelta al embalse de El Vado.
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ASISTENTES: (18)
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caídas en la ruta: (3)
pinchazos en la ruta: (1)
averías en la ruta: (0)
Tortuero - El Vado. Una ruta con sorpresas
Salvo por las previsiones meteorológicas que apuntaban a que nos mojábamos sí o sí, nada hacía presagiar que la ruta que nos había preparado el señor alcalde por la sierra norte de Guadalajara iba a depararnos grandes sorpresas.
Son las 8:15 de la mañana, poco a poco, van llegando los ciclistas que están lo suficientemente locos como para levantarse antes de amanecer para disfrutar de esta espectacular ruta.
La primera sorpresa del día la da Javi Sanchez sin bajarse del coche al grito de "buenos días cronista". No puede ser, todavía no me toca, según me dijo Victor debería tener un 25% de asistencia para disfrutar del privilegio de hacer la crónica.....Creo que me han troleado pero, en fin, que se la va a hacer, alguna vez tiene que ser la primera, así que me esmero en tomar nota para que no se me escape ningún detalle.
Comenzamos el recuento de los asistentes, 13 + 1 con la incorporación de Ismael que hoy se estrena y, segunda sorpresa, falta Victor, al que llamamos por teléfono y nos dice que se ha dormido y está en Torrelaguna. También echamos de menos a Javier Iglesias, Marcos y Miguel Angel. Deberíamos ser, por tanto, 18.
Tras los habituales intercambios de opiniones en estas circunstancias: "damos 15 minutos de cortesía y nos piramos", "que les den", "a nosotros también nos gusta dormir", etc...., cuando el sentido del compañerismo estaba triunfando y nos disponíamos a iniciar la ruta sin esperar más, aparecen los coches de Marcos, se había perdido, y Miguel Angel que se asombra de nuestros gestos de impaciencia y nos dice que llega con 15 minutos de adelanto (son las 8:30).
Aclarado el malentendido, prácticamente, sin dar tiempo a los últimos a preparar sus monturas, llamada a Victor y Javi Iglesias para avisarles que nos vamos, que atajen para alcanzarnos, nos dirigimos a la primera bajada del día por el Desfiladero de la Hoz que se encuentra en magníficas condiciones y que hace disfrutar a los más bajadores del grupo.
Reagrupación en el puente sobre el Arroyo de la Concha y, como en ciclismo todo lo que se baja hay que volver a subirlo, encaramos, por la pista del canal, la subida al Collado del Valhondo desde donde en un sube/baja nos dirigimos a Las Bargas. A pesar de las previas y reiteradas advertencias, la cabeza del pelotón se pasa el desvío hasta que, a base de silbidos y gritos, se dan cuenta y vuelven al redil.
Aquí comienza uno de los tramos más bonitos del día que, en franco descenso, nos lleva hasta la primera parte del Cañón del Jarama que recorremos por su margen derecha, a unos 20 metros de altura y por una senda de apenas medio metro de ancho, por lo que se hace con las debidas precauciones.
Cruzamos el Arroyo de Palancares y el propio Jarama por la carretera de Valdesotos, rápidamente, nos introducimos en la tercera senda del día, ésta por la margen izquierda del Cañón del Jarama tan disfrutona, si cabe, como la anterior, donde nos alcanzarán los dos últimos dormilones que han atajado, vete tú a saber por dónde. Al inicio, afortunadamente en una parte donde no había casi desnivel, José Luis, involuntariamente, decide que seguir el sendero es aburrido y se sale, dando lugar a una caída sin consecuencias.
Reagrupamiento en el monasterio donde ni tan siquiera nos paramos a hacer la foto de rigor porque todos estamos ansiosos de ver cómo vamos a cruzar el Jarama que tiene pinta de bajar fuerte y caudaloso. Felizmente, alguien se ha preocupado de preparar un puente con un enorme tronco y planchas de madera que permite cruzar a todo el grupo sin ningún problema, excepto a Alejandro, que nadie sabe porque, decide intentar el cruce por el vado, con el consecuente remojón. Como no nos dio tiempo a tomar fotografías/videos, por aclamación popular, lo intenta de nuevo, sin que varíe el resultado.
Una exigente, por lo roto del terreno, subida hasta el Cerrillo del Charco donde tomamos la pista del canal que, sin dejar de subir, nos lleva al cruce de Las Majadas. Un grupo, comandado por el alcalde, con la excusa de que va a llover y que no quieren hacer la última trialera mojada, se rajan y no hacen la bajada/subida a la presa de El Vado. Los "vaguetes" son: Victor, Javier Sanchez, Javier Iglesias, Rafael García, Ismael y el propio cronista, por lo que no puedo contar nada de lo que ocurrió en el grupo principal a partir de ese momento.
Tras reponer fuerzas en el cruce, afrontamos, por pista en muy buen estado, la penúltima subida del día, primero, a la Loma del Riscal, después, a la Cuerda de las Majadas. Un sinfín de sube/bajas, en los que hubo que ponerse el chubasquero pues empezaba a llover con cierta intensidad, por la misma pista, que nos llevará a lugares con nombres tan atractivos como Loma del Miruelo, Cuerda de la Cabeza Quemada y Collado del Palancar.
Entre Cabeza de Udilla y Cabeza Gorda, nombres también ciertamente curiosos, cogemos la última subida, esta vez autentico empuja-bicis donde Victor prueba la dureza del suelo sin consecuencias, que atraviesa una zona que se incendió y obligó a evacuar Tortuero y Valdesotos la noche del 31 de Julio de 2013 (ver noticia de RTVE)
En el altozano, tras algunas dudas, tomamos el Camino del Palancar que nos llevará, en una intensísima y técnica trialera, afortunadamente seca cuando la hicimos el grupo de los "vaguetes", al inicio de ruta, Tortuero.
Después, ya sabéis, los que se quedaron, cervecita, algo de comer (poco porque no esperaban tanta afluencia de público en el único bar del pueblo), y vuelta a casa en ordenada caravana.
En definitiva, una magnífica ruta, senderos super-divertidos y, como no, alguna inevitable pista de subida, que hicieron las delicias de casi todos los congregados
(escrito por Ignacio Ibarrola)
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