Las Navas Robledo por la Hoya y Cruz Verde 14-05-2017
DATOS DE LA RUTA
OBSERVACIONES: Varias averías, pinchazos y la caída de Wulli retrasaron la ruta en algo mas de una hora. No hay descripción disponible para esta ruta | ASISTENTES: (14)
caídas en la ruta: (1) pinchazos en la ruta: (2) averías en la ruta: (0) | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Después de dos semanas sin acudir a la cita semanal por mis obligaciones familiares, me dirijo con más miedo que vergüenza al punto de encuentro. Debido a ajustes de útima hora en la presión de la horquilla, llego el último, pero a tiempo de presenciar la discursión de cada domingo. Para arriba no que hace frío, para abajo no que hace calor, al final arrancamos para arriba pero en otra dirección diferente a las dos planteadas (como siempre). Numerosas faltas de los habituales en el grupo, aunque seguimos siendo un grupo numeroso. Descendemos por la Poveda paralelos al arroyo, con el frescor matutino haciéndonos arrepentir de no haber ido para abajo. Llegados al cruce con el cofio ponemos pié para cruzar sin mojarnos los patucos. Pablo nos hace un exhibición técnica que nos hace sentir un poco ridículos cruzando caminando por las piedrecitas. Subimos en dirección a la Estación de Santa María, en busca de la trialera que bordea el pueblo donde cada uno baja como buenamente puede, sin incidentes eso sí, salvo un pinchazo en uno de los dos lebreles que recientemente se han unido al grupo. Un artista el chaval, saca de su bolsillo una sucesión de parches colocados uno tras otro y unidos con una válbula de cámara, que colocados dentro de la cubierta por las manos expertas de maxi y otros pringadillos que andamos por allí le permiten continuar sin mancharse siquiera las manos. Subimos por el ancho camino hasta la Olla y allí cogemos un rato la carretera. En nuestra frenética ascensión encontramos una chica que va solita con su bici. Pese a la sugerente invitación de Jose para que nos acompañe y a las feromonas emanadas por quince machos después de una hora sudando en la bici, nos dice que no, que prefiere ir ella sola despacito. ¡No hay quien entienda a las mujeres! José muy buen intento, a todos nos apetece que haya alguna eskaladora. Después de penar lo indecible conseguimos ascender al alto de la Cruz verde y descendemos por el senderillo que baja paralelo a la carretera. Me quedo rezagado por las curvas y contracurvas ignorando lo que me esperaba un poco más allá. Una aglomeración frente a una vaguada llena de piedras y zarzas me hace temer lo peor. En el peor sitio mi compañero de retaguardia se ha caído deslizando entre las piedras, yendo a parar al un zarzal del cual le tienen que sacar tirando entre dos. Mejor ver las fotos de sus piernas para haceros una idea. Todos quedamos sorprendidos al constatar que una vez más las películas de holliwood nos han dado una imagen equivocada de la realidad. (Es mentira que los alienígenas tengan la sangre verde). Seguimos bajando por senderos pendientes y pedregosos hasta Robledo, tengo que decir que Paco pese al mal rollo que teníamos hoy por perder 3kg y yo ninguno de nuestra operación bikini anual, me ha esperado. Luego yo a él no. Parada en el Robledo para tomar el desayuno y disfrutar del mercadillo más fashion visto por el grupo. La verdad que mi madre lleva mucho sin limpiar el desván. La subida, como de costumbre, tonto el último por no decir algo más malsonante. Cruzada Valdemaqueda el lebrel que faltaba sufre una avería en su montura que nos haría perder más de una hora. Su cadena se salta del último piñon, rompiendo un rádio y quedando encajada. Tratamos entre los tres que íbamos atrás de sacarla tirando, haciendo palanca con unos alicates. Nada, no hay manera. El resto del grupo se da la vuelta y acuden a echar una mano pese a que ya teníamos decidido que no había manera. De manera sucesiva intentan sacar la cadena, tirando entre uno, tirando entre dos, girando la rueda, sacando la rueda, haciendo palanca con una llave, con un desmontable, con una estaca, con una estaca más grande...viene Pedro el mecánico pero tampoco puede, después de esto ya nadie lo sigue intentando. Al final viene su padre a buscarle y el chaval se queda sin bici hasta que le llegue la nueva después de los exámenes. Tiramos para arriba acompañados de la gente de matalacarrera y cinco minutos más arriba Wulli pincha por dos sitios por culpa de un líquido verde antipinchazos. Seguimos ascendiendo con las fuerzas justas, unos por la carretera, otros por el camino, otros se pierden y no los vemos más. Yo consigo llegar gracias a una barrita que me deja Pedro. Un final un poco caótico. Llegados al pueblo unos para un lado y otros para otro por las horas que son ya. Aunque siempre hay quien no perdona la cerveza. Bueno, la ruta pese a los incidentes muy buena, echaba de menos estas salidas con el grupo y a sus participantes.
Hasta pronto,
(escrito por David Calderos) |
Los Horcajuelos
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Molino Nuevo
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