Pues el caso es que ocho ciclistas salimos del Club de Campo sobre caminos empapados, después de embutirnos en chubasqueros y ..... vaaale, de acuerdo; esta es la descripción de la vez anterior así que no me va a colar. Bien, esta vez hemos ido en seco secano y hemos sido 9 ciclistas (Doblas, J Sánchez, Ángel, Jesús, Yo, Rafita y tres amigos de éste: Paco, Ramiro y Pedro. El día era perfecto para la bicicleta, dentro de lo que es Agosto, ya que el calor no llegó a apretar mientras estuvimos pedaleando, y fueron más de tres horas aún quitando las paradas. Donde antes había chocolate esta vez tuvimos polvo, piedra y baches, lo que convirtió la experiencia a Paco, un amigo de Rafita que nos acompañó por primera vez (y esperemos que no última) con una bici sin amortiguación ninguna, en una especie de tortura “retuerce-tendones”. Bien, de nuevo sin noticia alguna en los toboganes y caminos iniciales que se escondían sin éxito bajo la vegetación desaforada. Llegamos rápidos a la valla del aeropuerto y allí nos encontramos con nuestro buen amigo el primer vado. Éste mantuvo por cortesía una zona arenosa sin demasiados cantos que los ciclistas experimentados pasaron sin mojarse las zapatillas más allá de lo lógico (hay un lagarto que corre sobre el agua sin mojarse ... pero su piel no sirve para hacer zapatillas). Luego, Doblas y yo (Emilio), lo pasamos sobre un “tronkito” cortesía de Javi Sánchez y mía, cuyo levantamiento nos costó polinizar como mínimo los calcetines que metimos en la maleza (fastuoso cuantas semillas pueden arracimarse en cuatro tristes “calcetos”). El segundo vado menos de lo mismo ... y así llegamos frescos como lechuguinos a la rotonda de Paracuellos. Allí tomamos una “variación divertida”, subimos media subida en línea recta y, junto al campo de ciclo-cross, bordeamos norte-este-sur el promontorio del viejo castillo árabe de Malsobaco; subidita alegre que nos recordó que es verano y con un poco de nada se rompe a sudar. Rodeamos el mismo (nada queda del castillo ni de las axilas del musulmán que lo hizo) y lo bajamos por un camino que nos lleva directos a nuestra primera chocolatera ¡¡ Que recuerdos !!... ¿Verdad, Rafita y Javi ? Esta vez era secarral y roderas por lo que la pasamos como señores, e igualmente como señores subimos hasta la boca de las zorras (bueno, el que suscribe no tan señor; ya que el conocimiento de la cuesta me permitió interpretar "el demarraje trapero que nunca lo espero"). Nos hicimos la foto de rigor (rigor mortis alguno) arriba y esta (segunda) vez todos en grupo hicimos la falda baja de Paracuellos y, tras cruzarnos con los B.A.D. que bajaban hacia el Jarama comimos embancados al solete en un parquecillo de Paracuellos. Después de hacer el camino de La Reyerta y los olivares hasta Cobeña, donde los kilómetros ya empezaban a pasar factura a unos (más bien “fucktura” a otros desamortiguados), subimos Cobeña y subimos Algete y al entrar allí el mismo cementerio nos detuvo (nada grave, aunque para desesperación de Rafita que no pudo ver al señor Rossi) por un pequeño pinchazo de Pedro que se resolvió tras dos cámaras y dos bombas. Bajamos al Club de Campo donde recuperamos el muy noble y alegre arte del sprint final con mueca torcida y bocanadas de lenguafuera y acabamos la kilometrada en las profundidades de unas jarras de cerveza en el Bakartxo...... En resumen, una ruta para repetir con peor y húmedo tiempo que en el futuro nos ha de engullir (es que la otra crónica finalizaba tal que así pero del otro modo). (by Emilio) (escrito por Emilio) |
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pinchazos en la ruta: (0)
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