Con mucho gozo y alborozo,
cual adolescentes en un festín,
nos encontramos en Club de Campo,
JM, Juan, Mariano, Javi, Rafa, Víctor,
Ángel, Chema y Valentín.
Disponíamos de furgoneta,
y la cargamos toda ella,
así partimos nuestro camino,
recordando a Dulcinea, la doncella.
Después de un largo recorrido,
llegamos juntos a Alpedrete,
famoso por el dicho,
agacha el culo, caga y vete.
Comenzamos el camino,
para entrar en calor cuesta arriba,
avanzando hasta nuestro destino,
eso si, todo maromos y ni una piba.
Y llegamos al comienzo del puerto,
cada uno con su bicicleta,
aunque más de uno desearía,
haber ido en motoreta.
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Poco a poco ascendimos,
no sin un notable esfuerzo,
y en la cima nos detuvimos,
para disfrutar de un buen almuerzo.
Comenzamos el descenso,
de un modo rápido e intenso,
hasta llegar de vuelta a Alpedrete,
cual corcel bajo su jinete.
Terminamos en un bar cercano,
y estuvimos muy bien atendidos,
por el dueño, un señor anciano,
que nos dejó muy bien comidos.
Y aquí termina esta oda,
deseándoos una buena semana,
así pues con esto y un bizcocho,
hasta el Domingo que viene a las ocho.
(con coches y se ruega puntualidad).
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