Aprovechando la afamada festividad madrileña de San Isidro "el abridor" algunos afortunados ciclistas, diez en concreto, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una inesperada (por su belleza) ruta por lo por los alrededores de Club de Campo. Preparando nuestras monturas andábamos Valentín, Juan, Rafa, Javier Sánchez, Javier Iglesias, Evita Dinamita, Emilio, Cristina, Pilar y Carlos cuando apareció nuestro compañero más asiduo, Víctor, que por causa de fuerza mayor causó baja a pesar de sus ganas. No obstante, le faltaron los churritos y el termo de café para haberse ganado nuestra complicidad y haberle cuantificado la ruta de cara a la general de las Estadísticas...,lo siento pero a pesar del madrugón no te cuenta... Numerosa y muy agradable presencia femenina que además de pedalear con mucho brío aportan ese lado femenino que todos llevamos dentro... (unos más que otros como todo...). Salimos pedaleando hacia Algete con un tiempo ideal, al sobrepasar la Urbanización Prado Norte encontramos los primeros escollos del trazado, un sendero con salpicados tramos de arena nos avisaba que de una u otra forma al final toca sufrir (nadie dijo que esto fuera fácil...), seguimos cada uno como pudo intentando mantenerse encima de la bici hasta llegar a Algete donde se mascó el peligro al cruzar la carretera (en este caso por imprudencia nuestra) para encontrarnos con la primera cuesta, suavizada por el firme, ya que circulábamos por asfalto, la superamos sin problemas. Juan, de estreno con sus pedales automáticos, estaba firmemente empeñado en demostrarnos que funcionaban a la perfección y que no se soltaban al no ser que hicieses el gesto preciso con el pie... hizo varias demostraciones por si a alguno no nos quedaba claro, todas sin consecuencias, por lo que risas, foticos, sacudida de polvo y a seguir hacia la para técnica; Orcamacho, en mitad de la ruta, fue el lugar elegido para reponer fuerzas, hacernos la foto de grupo y deleitarnos con la máquina de Pilar. Continuamos sufriendo por las pistas rociadas de cantos y piedras de pedernal que dificultaban enormemente el pedaleo (aquí es donde se echa de menos las bicis de doble penetración... digo suspensión) y disfrutando de un entorno de belleza singular por su simplicidad y su contrastado colorido, campos de cereales con distintas tonalidades de verde sobre el fondo azul de un cielo primaveral dejaban paso a escobares en flor, dehesas de encinas tapizadas de fresca y verde hierba, campos ocres recién trabajados esperando el resurgir de la vida y riachuelos de aguas cristalinas que marcaban nuestro ritmo con su crepitar... ¡si ya sé! el agua estaba tan sucia que no dejaba ver el fondo a pesar de tener menos profundidad que un charco pero la mirada del artista es asín... Con todo el disfrutar de los sentidos y las agradables conversaciones con los compañeros/as transcurrían los cincuenta y tantos kilómetros de esta sensacional ruta y nos acercaba al deseado destino final ¡las cañitas!, esta vez sin cilindros energéticos pero con risas muy muy sabrosas... por cierto, que no hice la crónica el mismo viernes por la tarde por el partido de Nadal y la pereza... ya me hubiese gustado a mí... Nos vemos el Domingo en Guadalarraja. (by Carlos Terán) (escrito por Carlos Terán) |
caídas en la ruta: (2)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (0)
