Hoy es mi primera cronica, y no quisiera pasar por alto mi mas sincero agradecimiento a todo el grupo por su cordialidad y la afectividad demostrada para hacerme sentir, unas jornadas despues de aquel 5 de abril, como uno mas. Con estas rutas y esta compañia como no se va a coger vicio. Nuevamente, Gracias.
Y ya sin sensiblerias, que luego damos pie a las frasecillas, pasemos a lo importante, el desarrollo de la ruta.
A pesar del madrugon, habitual, la puntualidad fue exquisita, practicamente llegamos todos juntos al punto de inicio de la ruta, Garganta ....de los Montes.
El tiempo, fuente de preocupación inicial, ¿llovera? ¿no llovera?, fue respetando nuestra marcha, y asi algunos estuvimos ocupados en ocasiones en quitarnos y ponernos los cortavientos. Finalmente tuvimos una jornada que nos hizo rememorar otras que por el clima se deslucieron un poco (la ultima horizontal) y que por ello justifican su repeticion en cualquier otra ocasion.
El inicio comenzo cuasi accidentado, y asi, Javi Iglesias y Victor casi terminan ensartados en una reja campera cual tarantula mañanera, si bien con su habilidad proverbial frenaron a los demas. Poco tiempo iba a durar esta tranquilidad, ya que apenas unos metros más adelante, Victor, volveria a ser el "prota" con un implacable e inexplicable reventon, "menuda raja". Tras diversas opiniones y con numerosos mirones llego la solución de la mano de Recauchutados Rafa, y así reforzado con más caucho o ¿era latex? y ajustandose el tamaño con la "faca" de Javi Sanchez quien demostro una habilidad especial a la hora de cortar pitorros, y ayudados por Evita, tambien habil en la distribucion de unguentos y pegamentos, pudimos reiniciar la marcha no sin antes haber desarrollado todo un repertorio de bromas sobre el efecto de Fairy en la grasa.
Luego de dudar en algun momento sobre el camino por falta de indicaciones, llegamos a las refrescantes y algo turbulentas aguas del rio Lozoya y su Puente Canto, romano o medieval, tanto da, lugar propicio para las primeras fotos de grupo, aunque fuera restregandose como si fuesemos meros hongos por el moho que tanto preocupaba a Rafita, ¿o era otro moho?.
El camino hasta Canencia discurre entre rebollos y vallas de piedra, y poco antes de entrar en el pueblo nuevamente otro puente, este sobre el Arroyo Canencia, tambien romano, es el de La Cadena, que bueno hubiera sido que existiese para echarsela a Manolin dado que fue donde le perdimos, y luego de subir un pequeño repecho llegamos a la amable y ordenada, pero empinada, villa de Canencia, para empezar tras atravesarla la ascensión a su puerto. En su alto parada obligatoria para esperar al perdido y hallado felizmente por si solo. Y junto a un robledal espectacular y una amplio manto de lavanda (lavandula) disfrutamos de una magnifica vista de la sierra madrileña hacia Garganta de los Montes y de nuestro yantar, algunos mas que yantar parecian tener significativas aficiones musicales a juzgar por las flautas traveseras que se metieron entre pecho y espalda. Por supuesto, tuvimos, como viene siendo habitual, nuestro momento biologo y anduvimos incordiando a una inofensiva tarantula que no hacia otra cosa que holgar en su agujero, y de alli con una paja la sacamos varias veces.
El camino de regreso hacia Garganta fue el mayor de los deleites para los "descendeitors", descenso agreste donde los haya que no amilano en modo alguno a nadie y nos hizo tomar experiencia en esquivar piedras, zanjas, y demas obstaculos. Sin incidencia.
Ya en Garganta y tras el ascenso por sus calles, tan empinadas o mas que las de Canencia, como no habiamos tenido suficiente, se amplio la ruta hasta El Cuadron, poco exigente según maese Victor, pero solo una vez alcanzada su cima, hasta entonces un poco de sufrimiento. Fuerte y rapido descenso por camino de relleno, alguna que otra duda sobre la ruta a seguir hacia el pueblo, y control de cruce en carretera y tras una leve lesión sin mayor importancia de Carlos seguimos hacia la parte alta de la villa, donde al llegar descubrimos un nuevo despiste de dos compañeros que decidieron la machada de subir por la empinada calle de Garganta para rematar la faena.
Como siempre, y con algunas deserciones, unas reales y otras de va y ven, el momento de gloria, las cañas y la comida macrobiotica. ¡Con lo que nos cuesta quemar calorias y lo rapido que las recuperamos!. Charleta, busqueda de frases y muletillas que nos identifican de la mano de como no, Victor, votación de la próxima ruta. Despedida y cierre. (by Juan) (escrito por Juan) |
caídas en la ruta: (0)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (0)
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