RUTA MATEMÁTICAMENTE PERFECTA. (DEFORMACIÓN PROFESIONAL).
Si nuestro cerebro fuera tan simple como para lograr entenderlo, seríamos entonces tan tontos que no lograríamos comprenderlo.
En una ocasión leí que el placer de montar en bici no es directamente proporcional al número de kilómetros recorridos. Yo añadiría a esta tesis que es inversamente proporcional al número de puertos subidos y sin embargo si es directamente proporcional al número de asistentes. Si nos ponemos a hacer cálculos, (33 kilómetros=número razonable, 1 puerto=cantidad perfecta, 16 asistentes=asistencia masiva) podemos concluir que esta ruta ha sido una ruta con un grado de placer considerable.
Este domingo nos hizo buen tiempo y la ruta presagiaba paisajes de un nivel espectacular. Todo esto nos proporcionaba una ecuación perfecta en la que la incógnita era saber si saldríamos a la hora estipulada o como es costumbre saldríamos con retraso. En este caso esta incógnita era fácil de despejar, hasta para los poco diestros en estos avatares. (X=”tarde como casi siempre”, bueno redondeando por exceso “tarde como siempre”), todo derivado por la pereza de uno que se durmió. Víctor ya te lo decimos todos: “Te estás haciendo un poco viejo”. (Ya sé que en esta ocasión el retraso ha sido despreciable, pero había que meterse con alguien de todas formas).
Salimos 16 ciclistas con ganas de afrontar la etapa. En esta ocasión no hubo ninguna incidencia como en otras salidas producto del sillín, del amortiguador o de la potencia, como nos suele ocurrir en otras rutas.
Empezó el puerto y todos con nuestra bicis, algunas con una geometría digna de mención (también me refiero a las curvas de las chicas, no sólo a la de las bicis), fuimos midiendo nuestras fuerzas y nuestra potencia (y no me refiero a la potencia en la que alguno estáis pensando) según la pendiente de las cuestas. Poco a poco el grupo se fue fraccionando en subconjuntos más pequeños. Entre senos, cosenos y tangentes fuimos sufriendo, algunos de nosotros al límite, hasta llegar a la cota máxima (cota superior) del día donde algunos tuvieron que esperar más de la cuenta (les hubiera dado tiempo a llegar hasta el infinito y más allá). Poco a poco cada uno se fue integrando al grupo. Una vez unificados de nuevo, decidimos reponer fuerzas con bocadillos o barritas integrales, en la fuente de la Morcuera, desde donde continuamos sumando kilómetros en dirección al puerto de Canencia, pero en este caso con una pendiente a nuestro favor. Fue aquí donde hubo disparidad de criterios a la hora de qué camino seguir para bajar a Miraflores, unos apostaban por ir por carretera, otros por ir por una trialera peligrosa, pero Víctor con sus argumentos cerveceros convenció a todos para lanzarnos por carretera, donde todos, unos más y otros menos, bajamos a gran velocidad. Al final acabamos tomándonos unas cervezas con chorizos y morcillas cantando “cumpleaños feliz” a nuestro webero Víctor.
Para entretenerse:
Dos ciclistas parten de dos ciudades distantes entre sí 50 km. al encuentro el uno del otro a la misma velocidad de 25 km/h. Una mosca sale desde una de las bicicletas hacia la otra, volando a 42 km/h.
Cuando encuentra a la otra, regresa hacia la primera, siempre a la misma velocidad; así hasta que los dos ciclistas se encuentran. ¿Cuántos kilómetros ha recorrido la mosca en este vaivén?.....La respuesta es muy fácil. (by Javi Sánchez) (escrito por Javi Sánchez) |