Esta crónica no me tocaba a mí, pero quien debía hacerla no creo que pueda hacerla desde Egipto (José Luis el próximo día no te libras y además invitas a cañas). Bueno, al grano, lo ocurrido en la etapa…. Pues poca cosa, salimos 14 ciclistas con amenaza de lluvia “a toda leche”. ¡Joder Javi que no has hecho ni una foto! Pero si no me dejan, en cuanto me adelanto un poco, y eso que les digo que voy a hacerles fotos, se ponen el cuchillo entre los dientes y nada, así que ¡que les den! Vaya ritmillo que llevamos, y eso que se supone que esta era una ruta para que puedan venir nuevos ciclistas y engancharse al grupo y así ven que no somos unos…¡cabrones! A ver si esperais, que me perdéis. Pero no fue Manolo en esta ocasión quien decía estas bonitas frases… Menuda panda de cabroncetes, ¡cómo andan! Llegamos a Torrelaguna (bueno, a la Estación de Tratamiento de Aguas de Torrelaguna que está a menos de 1 kilómetro) en poquísimo tiempo y decidimos, con buen criterio, no subir por el sendero de los tubos porque ¡cómo estaba el patio! Después de nuestra última experiencia con la arcilla para hacer botijos en nuestras ruedas, no nos apetecía repetir. Para evitar dicha subida continuamos por la carretera ganando además bastante tiempo. Ya en Redueña decidimos comernos unos higos, …. Pero ¿dónde está María? ¡ah ya, donde siempre! ¡claro como hoy no estaba Ángel! ¿necesitará ayuda? ¡no seas guarro, que siempre estás igual! En fin, que os voy a contar de los comentarios de algunos que tenemos el cerebro allí mismo. Continuamos hasta cruzar la N-1 en Venturada y a Pedrezuela por carretera. ¡Joder con las calles de este puto pueblo! De aquí al cementerio de El Molar y al coche. No sé si los lectores que no vinieron se lo van a creer pero, sí, a las 11:45 estábamos en los coches para rápidamente dirigirnos al Bakartxo no fuera a ser que se acabara la cerveza. Bar éste que nuestro fan cervecero Álvaro no conocía todavía, así que se hizo varias fotos penosas en la puerta de dicho establecimiento… “Álvaro estuvo aquí”. Que más os voy a contar de lo que ocurrió después, pues que llegamos a casa casi a la misma hora pero un poco más contentos. ¡Ah! Se me olvidaba, durante nuestra ingesta de bebidas espirituosas decidimos poner comentarios a algunos ciclistas para la web (no perderse los de María, Dani, Miguel Ángel, Álvaro, Adolfo y Juanjo). Bueno, ya acabo, que todo de p. m. a mí me dejaron, no en el felpudo, sino que me montaron en la bici en la misma puerta del bar y lloviendo para casa, ¡joder, menos mal que no hay controles de alcoholemia en la urba! (by Víctor) (escrito por Víctor) |
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