DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 08:40
HORA DE LLEGADA: 11:29
TIEMPO DE PEDALEO: 02:03
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 02:49
DISTANCIA RECORRIDA: 26.3 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 16.0 ºC ( mín.: 9.0 ºC máx.: 25.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: inverso
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ASISTENTES: (15)
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caídas en la ruta: (0)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (1)
Que presión, que presión... ¿dónde coño esta la musa?, se me va de las manos... ¡ALCALDE! Todos somos contingentes, sólo tú eres necesario... eh, chavales ¿votamos algo...?, ¡Enhorabuena Chema!, ¿dónde esta Miguel Ángel...?, ¿hacemos una variable divertida...?,VOTO!, ¡Por las cosas de montar!, oye Víctor, ¿qué tal la nocturna...? ah, vale que tu no pudistes ir... venga, va esta rondita la pago yo... oye, ¿tu a tu mujer se la metes por el otro agujerito...?, nada, nada... que no, que no termino de encontrar el hilo conductor...
Álvaro ¡cabrón! ¿quién te manda ir a ver las motitos...? con lo bien que las hubieras visto en tu casa, al lado de tus seres queridos, en diferido, durante la sobremesa y después de haber hecho la pu.. crónica..., bueno me ceñiré a los hechos...
Etapa de transición (no sé muy bien entre qué y qué, pero me gusta para comenzar...) en la que quince seres humanos, con dos debutantes (bienvenidos Ramón, Pablo... ya os tocará...) y un cuasidebutante, que repite (David, a este paso te veo haciendo crónicas ya mismo), el resto asistentes frecuentes, unos más que otros,(a ver cómo andamos de memoria: Valentín, Víctor, Javi Sanchéz, Javi Iglesias, Evita, Jose Luis, Juan, Ángel, Juanjo, Rafa García, Fede y al que le robaron la bici por beodo que no recuerdo como se llamaba...) amanecimos en el entrañable pueblo de El Atazar (Inciso, que un poco de poesía no viene mal y además rellena un huevo)
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A EL ATAZAR «Celosos cerros te defienden de miradas indiscretas, paredes caídas son testigos de un pueblo casi desaparecido, laderas cubiertas de jaras que borran una vida dedicada a la tierra. Recuerdos sepultados debajo del agua, historia condenada al olvido, buscan los ojos lo que ya no existe, otro pueblo quiere nacer del silencio donde enterramos el pasado. Quizá no estemos Abocados a la desaparición.» |
... dispusimos nuestras monturas alternando apretones de manos con apretones de pasadores de rueda y otros apretones... (¿qué Pablete se paso ya...?) e iniciamos un breve descenso para comenzar a subir dirección el Collado de la Pinilla, cima de la etapa, aproximadamente nueve kilómetros de subida que son más que suficientes para establecer la efectividad de los diferentes planes de entrenamiento vacacional... (bueno no pasa nada chavales... cuando se toca fondo sólo queda ir hacia arriba).
Acompañaba nuestro pedaleo paisajes espectaculares y luces que sólo el madrugador puede disfrutar (eso sí, una vez vistas ya no dicen nada... ¿qué tal las 10 horas para la próxima ruta...?), alguna que otra pérdiz salió a nuestro encuentro contoneándose con su gracioso correteo y la jara, el romero y el tomillo aderezaban nuestro respirar fatigoso hasta llegar al ansiado avituallamiento, donde la química segregada por nuestro organismo se deja entrever en las amistosas y entrañables conversaciones que se dan durante el descanso.
¡Los descender primero! grita nuestro Alcalde, y se lanzan intrépidos unos cuantos viciosos de la adrenalina a exprimirle el jugo a sus ciento y pico mm (quien los pillara... espera, no..., mm, cm, 30 lo normal ¿¿no??) de sus suspensiones... rotura de cadena que frustra el descenso de Juanjo y saca lo mejor de nuestros mecánicos, reparación en tiempo record y seguimos bajando. Aquí se echa de menos tramos de mayor exigencia técnica, alguna que otra sendita estrecha que te oblige a seleccionar el paso y ... (Oiga!!! ¡este no es el lugar! ¡las revindicaciones póngalas en su momento encima de la mesa de negociación no aquí!), algún repechito se alterna con los tramos de bajada que aprovechamos para reagruparnos (amén de intentar sacarle los ojos a tus coetáneos) y seguir a buen ritmo derechitos al bar de la Plaza de la Constitución (después de estar dos horas allí que menos que haberse fijado en el nombre, digo yo).
Finalmente, una breve pero intensa rampa pone la guinda a una sensacional etapa de bicicleta de montaña y a una jornada en grata compañía y para celebrar ambos significativos acontecimientos que mejor que unos tomatitos de la huerta, quesito, tortilla y unas cervis... ¿¿no??
Nos vemos en la próxima amigos
por Charly Terán
(escrito por Carlos Terán)
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