Vuelta por la zona de Valdeolmos, Montecalderón y Algete, desde Club de Campo. 20-03-2011

Vuelta por la zona de Valdeolmos, Montecalderón y Algete, desde Club de Campo. 20-03-2011

DATOS DE LA RUTA


HORA DE SALIDA: 08:58
HORA DE LLEGADA: 12:37
TIEMPO DE PEDALEO: 03:10
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 03:39
DISTANCIA RECORRIDA: 54.4 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 16.0 ºC ( mín.: 8.0 ºC máx.: 29.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: inverso

OBSERVACIONES: Ninguna incidencia mecánica pero sí alguna que otra caída sin importancia.

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ASISTENTES: (14)

 

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Adolfo
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Ángel
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Carlos Terán
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Chema
caida
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David Verdes
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Goyo
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Javi Ignacio
caida
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Josef
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Juan
caida
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Miguel Ángel
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Rafa López
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Ramón
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Valentín
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Víctor

caídas en la ruta: (2)

pinchazos en la ruta: (0)

averías en la ruta: (1)

EL VALOR DE UN GRUPO

 

La verdad es que no sé de qué me sorprendo. Son ya varias las semanas en las que todas las pistas invitaban a ello: estoy cronificado; sin remedio. Y es que Flu, que dicho sea de paso ha hecho una crónica muy buena, ya había hecho su debut, y estaba bastante claro que el siguiente debería ser yo. Conste que, por la mañanita temprano, no había reparado demasiado en ello, más puesto en no olvidar nada.

En cuanto a los trámites iniciales, los habituales. Comienzo el día anterior, cargando la bici en el coche y comprobando que no se queda nada en tierra. Quedo con Juan a las 8:15. La mañana es apacible, con atisbos de un día soleado. Correcto. Vamos allá, y primera sorpresa: Juan lleva un trancazo importante a base de virus, bacterias y qué sé yo. Llega la primera pregunta: ¿Será contagioso? Espero que no, ya que de lo contrario he sido seleccionado para participar en el concurso de contagio. Cargamos su bici, y seguimos, rumbo al punto de salida.

Llegada al Club de Campo: montaje, vestuario, saludos y preguntas por los habituales que faltan. Un fuerte abrazo para todos. Ahí masco la tragedia. Resulta que todo el mundo me recibe con una efusividad inusual para las horas en las que nos encontramos. Algo pasa. La sonrisa de Ángel tiene más peligro que un saco de pirañas en una piscina. Llega Víctor y, sorpresa: te toca crónica, y, por cierto, bienvenido al club. Como me dice Ángel, Víctor “venía relamiéndose”. Lo ha disfrutado. Lástima que su GPS tenga poca batería, y contando que sólo lo tienen él y Valentín (creo), mal pintan los comienzos del asunto.

Pasamos al lío. Catorce ciclistas salimos en sentido inverso al habitual de la ruta, con caminos amplios, bacheados, arcillosos y con algo de agua y barro, que paulatinamente se van estrechando. Los de cabeza comienzan con los tirones, y primeras incidencias: Adolfo y el GPS no se llevan bien. Ya no está claro si vamos a la derecha, a la izquierda… Los que van delante se ponen nerviosos y comienzan con esta tónica habitual de la ruta, y el resto observamos su extraña habilidad para ir del primer al último puesto sin ser adelantados y con una rapidez inusitada. Con el asunto, Javi Ignacio empieza a cogerse un globo notable, siendo esta la primera vez que me pasa cuatro o cinco veces sin que lo haya pasado yo antes (bastante improbable esto último). Ánimo máquina.

Tras varios desvíos tomados por el grupo de cabeza y no contemplados en la ruta, llegamos a las calles de Fuente el Saz de Jarama, cruzando sin grandes novedades, aunque con mucho decoro: cumplimos escrupulosamente las señales, haciendo una visita guiada por varias callejuelas. Nuevo sendero, y los de delante ya se han perdido de vista. Pasamos de paisajes cerealistas, con largas llanuras de tierra sin sembrar y bastante poco verde, a zona de dehesa. Hasta el momento, sin grandes desniveles.

Momento apoteósico. El grupo de cabeza se larga a su aire, y terminamos siete para un lado y siete para el otro. El terreno adehesado por el que se transita se encuentra vallado, y el grupo de cabeza ha continuado por fuera de la valla. El resto nos vamos por dentro, ante la indicación del Sr. Alcalde. Como voy por dentro, con los globeros, no sé lo que ha pasado fuera. Al poco rato el enganche: se oyen voces a lo lejos, entran por detrás los de cabeza y de nuevo grupo de catorce. Los de cabeza adelantan de nuevo. Ya no sorprende.

Como empieza a ser habitual, quien hace la crónica se ostia, por eso de darle emoción. No podía ser menos: frena Juan de golpe en zona de barro y yo, que voy literalmente pegado, clavo el freno. Qué guay, no le di. Pero tampoco desenganché el pie. Horror. Abajo y al barro. Sabe mal cuando ves que te la pegas irremediablemente y no puedes hacer nada. Voy hecho un figura para el resto de la ruta. Cuando seque este emplaste no lo saca ni Ariel. Para olvidar.

Entramos en la zona bautizada como “control de hemorroides”: camino sembrado de piedras durante unos cuantos quilómetros. Llevamos el culo para cuenca, cuando me entero de que hay nuevas caídas. Empieza a ser mejor contar los que siguen de pie que los siniestrados, me indican. Pierdo irremisiblemente la cuenta. Como si estuviésemos en el Tour de Francia, en esta etapa ha habido muchos “chutes”. Lamentable.

De repente, se termina el camino de tierra y entramos en una urbanización fantasma y con trampa: no hay tapas en los sumideros. Bonita broma. Para dejarse los dientes. Subimos entre gritos de “ojo aquí”, “otro agujero”, “ojo al centro”. Todo un espectáculo, y encima cuesta arriba. Además, nos regocijamos dando vueltas intentando descifrar por donde quiere el GPS que vayamos. Como no hay tapas, podría indicar hacia abajo y no pasaría nada.

Llegamos a Monte Calderón, no sin algún “chute” más, y seguimos con el grupo de cabeza tirando a bloque y los “globeros” a lo nuestro. Comienzan unas vistas impresionantes de toda la llanura hasta Madrid y las montañas nevadas. Nos acompañarán un buen trozo. Paramos y refrigerio. Incidencia mecánica: Miguel Ángel tiene problemas con los piñones, que no le bajan del cuarto o quinto. Subiendo va bien, pero al bajar se debe aburrir. No hay solución en marcha; parece tema de taller. Mientras comemos, a Adolfo se le ocurre la grandiosa idea de bajar el siguiente tramo, de unos 30 metros, para volver a subirlo. Algunos le tiran piedras mientras sube, para dificultar. Se me atraganta la barrita. La estampa no tiene desperdicio. Lástima que sólo trae cámara Víctor, y como está apedreando no puede sacar fotos a la vez. Adolfo goza la subida.

Tramo de bajada y llano. Suaves, pero exigentes, nos deleitan hasta la breve subida a Horcamachos. Los que van en cabeza empiezan a no fiarse ni de su sombra, y en cada desvío del camino, paran y aguardan. Interesante. Seguimos camino hasta Algete, donde el terreno se vuelve bastante arenoso, reteniendo las ruedas y dificultando el tránsito normal. Me comentan que hay algún “chute” más, para que vaya tomando nota. A estas alturas, y con tanto “chute”, vamos hasta las cejas. Entremedias, en plena subida, aparece Víctor por detrás, con cara de pillo. Pregunta: ¿dónde va? Pasa rápidamente, avanzando entre todos. A lo lejos se puede observar cómo se trata de darle por saco a Javi Ignacio y llegar arriba antes que él. No conozco el final, pero seguro que fue divertido.

Parada para coger agua, con estampa: parcela cerrada con malla metálica de un metro de alto aprox e interior con juegos infantiles, cenador, pilón y fuente. Dos señoras de edad avanzada cogiendo agua, porque, según Valentín y Chema, se encuentran estreñidas, y el agua les va bien para el tránsito intestinal. Curioso efecto para el agua de ese manantial. Todo por ligar.

Continuamos camino de regreso, dejando atrás Algete y con destino final en Club de Campo. Recuerdo de repente que, según me han comentado, uno de los “chutados” ha sido Joseph; caída sin consecuencias. Tomo nota y sigo. Los cincuenta y tantos quilómetros empiezan a pesar, y la guerra de vuelta, en el grupo trasero, la hace cada uno por su cuenta, sin perderse mucho de vista. Miro atrás y casi pierdo también el equilibrio. Horror; dos galletas el mismo día no, por dios, y encima con estreno. Hubiera sido premio Goya. No pasó nada.

Recogemos los trastos y vamos a las cosas de montar. Se incorporan Javi Sánchez, Fernando y Charo, ésta última con dos churumbeles como dos soles: Jorge y Guille. El futuro del Club. Javi parece bastante recuperado de la torta del otro día. Cosa importante: sin su GPS el grupo de cabeza anda bastante perdido. Tenía dudas sobre si Víctor se había tirado a Fernando el día de Pedrezuela y el canal del Mesto. Secreto profesional. Charo seguro que se animará y vendrá el próximo día a Abantos. Por cierto, feliz cumpleaños anticipado. Se echa de menos a Juanjo, por lesión, al que le deseamos pronta recuperación y reincorporación: la cola del pelotón, en las subidas, no es lo mismo sin ti. Es el valor de un grupo.

Por cierto. A Juan se le curó un poco el trancazo para el viaje de vuelta.

(Agradeceros a todos la fantástica acogida desde el primer día, y a Juan particularmente por ayudarme a recuperar la ilusión por la bici. Gracias).

David.

(escrito por David Verdes)


nº fotos/pág.

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Urbanización Santo Domingo.


Urbanización Santo Domingo.


Llegada a Fuente El Saz del Jarama.


Llegada a la dehesa de Valdeolmos.


Dehesa de Valdeolmos. Primera equivocación, ¡a saltar por rapidillos!


Dehesa de Valdeolmos. Primera equivocación, ¡a saltar por rapidillos!


Dehesa de Valdeolmos.


Dehesa de Valdeolmos.


Dehesa de Valdeolmos.


Camino Real entre Valdeolmos y Montecalderón.


nº fotos/pág.