"La rebelión de las Specialized"
Si ya me lo temía yo, cuando ayer el individuo este vino y me quitó el guardabarros y me hinchó las ruedas solo a mí ya me barruntaba yo que me volvía a tocar la china. Pues nada, de madrugada sin tiempo ni a estirar los cables y ya me veo colgada en el soporte carretera arriba y carretera abajo, joder que frío que hace aquí atrás en esta suerte de ahí-te-pudras. Pero peor van mis pobres compañeras, desvencijadas por los maleteros de dios o en todo lo alto de los techos, "sí, si la vista es cojonuda, claro ... pero es que no sabes como te pelas de frío de mañana ahí cuando esto coge velocidad".
El caso es que la carretera para llegar ya se las traía, preciosa pero curvas y más curvas, si tuviera tubular digestivo hubiera echado hasta el primer lubricante. Pues me pasaron por Montejo y por el puerto del Cardoso dentro de un bosque de robles perdido en la nada con la petarda de la Conor AFX400 tan ricamente en casa, con sus frenos de disco que tan bien hubieran venido hoy.
Bueno, que os voy a contar, nos descargan a todas los globeretes estos y nos empiezan a enredar hasta en los higadillos, que si aire para las ruedas, que si esto suena un poco raro, que si aceite para que no te duela ... Y encima con esos dedos rijosos que han estado en el pan, puajjj ... Casi prefiero pisar tartaletas de vaca a que me sigan enredando así ... ¡ Ponte los guantes al menos !
Tras saludarme con la baska (los botarates estos también se saludan y veo que mi llegada causa alegría, pues alguno que otro se alegra de no tener que escribir esta crónica) compruebo que el producto nacional está de capa caída: ¡¡ Pero si soy la única nacional !! Una caterva de Specialized, una Cube, una Giant, alguna Rockrider ... con sus acentos yankees y europeos varios; y también una ... ¡ Trantor ! ¿ Pero que coño es eso ? Bueno, dicen que Macario la compuso, la aceptaremos como nacional aunque no tengo claro de que mestizaje nos ha salido. En fin, que creo que además de ser pura Beístegui Eibarresa Patxi ... hasta soy la decana, pues.
Empezamos a pedalear, subida inicial pronunciada y el ceporro de arriba que la sube en plato medio, que te cascas las rodillas chaval (es un decir) y a ver si me calzas con un cambio mejor, que éste no baja al plato pequeño. En fin, así empezamos por una pista polvorienta y a ver si nos metemos en el ajo, mientras una yankee a mi lado suena como echar un polvete bajo el mástil de un bergantín, ñiki-ñiki-crec, ñiki-ñiki-crec ... ¡ La primera bici del mercado con amortiguación a base de ballestas, casi nada ! El señor con bigote que va encima jura y rejura, miro a la specialized de los sonidos que me devuelve sonrisa cómplice ... se está vengando sin duda ... "son trucos para que me haga el mantenimiento, que me tiene poco cuidada", me dice con su acento yankee.
Rápidamente empiezo a trabajar, el idiota de arriba es que no ha aprendido nada, se zampa todas las piedras con glotonería, la horquilla, que está tostada de tanto trabajo, se barrunta "¿ Por qué a mí ? ... ¡Huy! ... ¿ Por qué me ha tocado este a mí ? ¡Aaaay!". El camino asciende muy ligeramente dirección norte, son varios kilómetros y la verdad es que son espectaculares, me olvido del barrigón que llevo encima y a disfrutar del paisaje. Corremos río arriba subiendo sin exigencias paralelos al cauce y al Hayedo de Montejo, siempre a la sombra entre robledales y con algunas hayas despistadas entre unos prados como pocos, la temperatura de fresca es que es gloriosa ... este puede ser el mejor paraje por el que me haya traído el pantagruel este. Si en el fondo no es tan malvado, si hasta me alegro de venir yo y no la advenediza esta de la AFX.
Nos reagrupamos todo la manada porque parece que en breve hay que empezar a subir y que se acaba lo bueno. Y en parte así es, la subida a las zetas empieza dura, la pendiente es asumible pero hay mucho matojo y mucha piedra suelta con el botarate este que me retuerce el manillar de un lado a otro de la pista sin criterio alguno, su gordo culo echa todo el peso atrás y me las veo y deseo para mantenerme sobre el camino. En un punto se acaba mi paciencia, cuando veo que le fallan las fuerzas me encabrito y sin dejarle quitar un calapié casi le tiro al suelo, pero ha entendido el mensaje, se me baja y me lleva pendiente arriba tranquila y relajadamente. Subo con pausa, tranquila y sin peso encima y a mi lado pasa uno de las specialized de color gris (o grafito), lleva al más alto de ellos encima, uno que va siempre sin mangas. La pobre bici se queja "Pero si yo quiero subir sin peso encima, en serio, bájate please, déjame subir sin peso, y ...". Pobre, la verdad es que lo pasó mal, el gachó de arriba se hizo toda la subida montado, ni piedras sueltas ni nada de nada le descabalgaba. Y las cuestas de después lo mismo, ni un respiro que le dio a la pobre.
Sobre el balcón de La Loma del Agua Fría nos paramos de nuevo, mi gordo amplía su feo culaco con barritas y frutos secos, y mientras todos disfrutan del paisaje aparece de la nada una nueva specialized cuyo menos madrugador jinete empezaba a desesperar de encontrarnos. Resulta que el tal Juan Carlos se hizo la ruta sin track ni nada detrás de nosotros, preguntando a los paisanos y revisando las rodadas que dejamos en los charcos. La leche que mérito tiene, estas yankees al menos se orientan bien.
Acabamos la subida en una nueva rampa, el recorrido hasta ahora es de lo mejor que yo haya realizado jamás (a ver si la Conor me sigue fardando de que había ella subido el Xistral y la Curuxeira seguidas), el conjunto no tiene parangón: la vista de la subida a las tres provincias a un lado, las revueltas que hemos subido por debajo, el valle entero, las montañas a las que vamos, en fin, todo. El entorno es sencillamente espectacular ('urbanizable' dice el botarate que llevo encima, estoy por tirarle al barranco en una de estas). Bien, acabamos la subida en un tramo muy empinado y con mucha piedra suelta, ahí bajo de nuevo al suelo al mentecato que me monta (como la mayoría de mis compañeras), y a mi lado de nuevo la specialized gris nos adelanta quejosa pero con su ciclista encima todavía: "En serio ... las demás suben sin su ciclista encima ... jo, déjame subir tranquila, por favor" y ni puto caso. Al tío no hay quien lo baje, y no es de los más ligeros, no.
Al acabar la subida el pico del Lobo y sus farallones aledaños se crecen y se estiran a nuestra vista, se disfruta del paisaje llaneando por la mesa del Cerrón, que nos lleva a los Canchos Buenos donde nos movemos en un paisaje alucinante, pura alta montaña. Al fondo se inclinan los prados que nos suben al cordal del pico, no hay palabras, hay que ver las fotos. El problema luego es que en la subida final no hay camino, y no sé por donde me va a hacer subir este.
El paisaje impresiona, tanto que apenas hemos comenzado a subir que llegamos a un prado de hierba media donde la mitad del rebaño se tiende sobre la hierba, "Que para qué subir, aquí nos quedamos nosotras" me dicen y se tumban casi todas al sol. Solo subimos tres specialized y yo: las dos locomotoras que tantas Javieradas nos hacen van tiradas por sus titulares, subo yo, y sube la pobre specialized gris que le intenta decir a su dueño "¿Pero por qué me tratas así? ... ¿En serio me quieres hacer bajar luego esto?". El cenutrio que tira de mí en cambio se empieza a poner morado y está que le va a dar un sofocón, se para y respira cada pocos metros, pero la idea de poder moverse por una pista allí arriba es muy pero que muy fuerte y nos mueve hasta el cordal, yo no quiero quedarme a medias tampoco.
Llegamos al cordal, las pistas de esquí de La Pinilla se desperezan bien allá abajo, apenas podemos rodar unos metros por el cordal y es en una zona de peñas que nos quedamos las cuatro a la sombrita. Los bikers siguen andando hacia el propio pico del lobo y nos quedamos disfrutando de la vista en lo alto de una cornisa bajo la que se extiende Segovia entera, que maravilla de vista (Por cierto, yo no estaba dispuesta a que subieran solo las yankees estas al cordal, donde llegan ellas llegará la BH).
Al cabo de un rato, los montaraces vuelven, algunos van jurando que si hemos perdido el tiempo de las cañas, que si merecía o no la pena subir la peña, que por donde subirán las pistas del otro lado, y que al menos merece la pena subir una vez aunque luego ya no volvamos. Bueno, pues el caso es poco a poco mis compañeras van bajando y me quedo hasta que por fin llega el devorador de panceta que se me sube encima y me tira pista abajo. Pero la bajada está bien -salvo algún tramo que otro de cantos sueltos donde acordamos bajar a la par- bajamos ciclando hasta el prado donde nos esperan holgando las demás bicicletas (espero que solo holgando y no folgando, no vayan a dar a luz triciclos al cabo de unas semanas, que las hemos dejado muy solas en el pradete).
Empezamos la bajada a la vera del Cerrón y la primera specialized comienza la rebelión, raja el neumático (Javi Sánchez) con una pizarra y se queda tan pancha. Con cuidado los bikers la reparan, pero la specialized gris de Juanjo ha tomado nota, mal asunto, esto se va a liar. Seguimos rodeando el Cerrón, la última subida ya colma la paciencia de la specialized gris, como se verá en breve.
La bajada inmediata del Cerrón es peligrosa de rápida y con mucha piedra suelta, nos reagrupamos, mi globerete les comenta los desvíos inmediatos y comenzamos todos a bajar. Creyendo que voy más o menos rápido va y como un foguete me adelanta a toda velocidad la specialized gris gritando "Socorro, este me quiere matar, me quiere matar ... aaaahhh" y pasa de largo levantando sobre su trazada una barahúnda de piedras, polvo y cascotillos detrás de sí. ¡ Joder ! Sigo abajo y a no demasiado metros me encuentro al jinete de pie con su bici patas arriba, la specialized gris está con una rueda rasgada y al borde del síncope, con los frenos aun tensos y los tacos todavía de punta del susto. "He visto pasar mi vida por delante, creí que no lo contaba", nos dice recuperando el resuello mientras su biker le repara la cubierta dañada.
Una vez reparada de nuevo comenzamos a bajar, de nuevo más bajadas rápidas y piedras que brincan en todas direcciones, pero la specialized gris decidió que no y que hoy no tiene el día (y mira que sencillamente ya ha visto de todo), en un descuido ha alojado un pincho dentro de la cámara y de nuevo acabamos todos parados (hasta una tercera vez, ya en un camino final polvoriento y en mal estado, pero con todo su atractivo). Entre las demás la convencemos de no auto-averiarse más y llegamos por fin al final de la ruta.
Bueno, sobre los automóviles ya descansamos y volvemos a casa, eso sí advertencia ... "O nos quitáis bien la mierda del camino y nos engrasáis como dios manda u os juro que la próxima os vais a acordar, que hay que volver el siguiente a las Tres Provincias y os podemos comprar parcelitas como para montar el siguiente Marina d'Or" (By BH Top Line ALU200 a petición de Emilio). (escrito por Emilio) |
caídas en la ruta: (2)
pinchazos en la ruta: (3)
averías en la ruta: (0)
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