DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 09:00
HORA DE LLEGADA: 13:32
TIEMPO DE PEDALEO: 03:28
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 04:32
DISTANCIA RECORRIDA: 43.7 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 7.0 ºC ( mín.: 4.0 ºC máx.: 19.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: inverso
OBSERVACIONES: Hay más cabrones que pinos. Dos reparaciones en ruta en las bicis de Jaime (cable cambio delantero) y Antonio Lorente (cadena). En la zona de Cuchilleras, variación en trialera de bajada por imposibilidad de seguir el track: se iba por un barranco.
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ASISTENTES: (12)
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caídas en la ruta: (1)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (2)
La ruta de los calcetines rosas y la cabra.
Últimamente nos estamos amariconando, quedar a las 8,15 no es madrugar, a ver cuando toca una ruta de las de levantarse a las seis de la mañana o antes.
Hablando de amariconamientos, casi soy capaz de asegurar que Miguel Angel anoche tuvo movida. Es pura deducción: un tío machote como él, tiene que tener razones de mucho peso o haber tenido que salir por pies de algún garito innombrable, para aparecer a las 8 de la mañana en el punto de encuentro con unos calcetines hasta las rodillas, de color rosa chillón. Imaginaos el cachondeo de la banda cuando le vimos aparecer de tal guisa. Algunos comentarios rozaban el límite de lo permisible. Sus argumentos no convencieron a casi nadie, ya que, según cuenta, son una especie de “medias de compresión” que le ha recomendado su fisio que, según se puede deducir, tiene la consulta en Chueca. Miguel Angel ¿no había más colores? En fin, piénsatelo antes de volvértelos a poner.
Con carácter previo a esto, cuando llegué a la entrada del Club de Campo me temí lo peor. Veo un tío muy alto, con barba, vestido de ciclista de cabeza para abajo (para más pistas trabaja en el metro de Madrid), con un sombrero-chimenea de medio metro (valga la redundancia) coronado al final por los pies de un individuo que según pude deducir al acercarme, está censado en Laponia y tiene el don de la ubicuidad, en resumen un puto Papá Noel al que solo se le veían los pies saliendo por la chimenea. A lo que iba, éste individuo (el que trabaja en el metro), estaba escoltado por la Betemerica, si, si, como lo oís, había dos picoletos con él. Yo, como soy alérgico a lo verde, no me acerqué demasiado, pero Antonio Lorente me aclaró que casualmente habían parado allí y uno de ellos tenía interés por las bicicletas e incluso llegó a decir que no le importaría salir en alguna ocasión con el Club (esto lo dijo antes de que apareciera Miguel Angel). El caso es que no se llevaron a Valentín al cuartelillo, aunque por las pintas que tenía, se lo merecía. Tampoco venían a por el Alcalde, que es lo primero que pensé cuando les vi, según dijeron, en la actualidad no tiene ninguna causa pendiente con la justicia (cosa que nos extrañó a todos).
En definitiva, que la pareja de verderones se fue a hacer un control de alcoholemia directamente al Bacartxo (dando ejemplo).
Nos visitó Goyo con su bici, al que no se le ocurrió una excusa más pobre para decir que hoy no nos acompañaba, que la de alegar que tenía que ir al “Centro” con su suegra (y demás familia) a la típica vista de Navidad, para ver los adornos, el ambiente y esas cosas. Estaba claro que hoy no quería sufrir. Goyo te estás amariconando tú también (sin acritud, Feliz Navidad).
Como habéis podido apreciar, no he hecho referencia al cliché de la crónica. Llevo varias semanas evitando lo inevitable, por lo tanto lo de la crónica no me pilla de sorpresa, cada vez lo tenía más crudo y ya iba siendo hora.
El sitio de quedada en El Molar, el de siempre, junto al polideportivo. Allí estaba puntual Rafa García, esperándonos, y Jaime, que apareció un poco después, con lo que hacíamos un total de 12 ACC (que diría Josef). Añadir que unos más CC que otros.
Como esta vez la ruta era en sentido inverso, con la facilidad para desorientarme que tengo, no reconocía el terreno y estuve toda la ruta despistado. El caso es que hacía un día estupendo para dar pedales, el terreno estaba perfecto y, como siempre, la compañía inmejorable. Solo apuntar un par de saltos de valla (como dice Hugo, Víctor pone un filtro anti vallas al GPS cuando fabrica los tracks). Después del salto de valla, la parte más interesante/peligrosa de la ruta. Empezó a tirar para abajo la cosa (vi salir a Javi S. por encima de su manillar), hasta que llegamos a un cortado, que nos obligó a volver sobre nuestros pasos y tomar una bajada que nadie fue capaz de hacer sin desmontar (Miguel Angel casi lo consigue, pero se le enganchó una media compresora rosa en el follaje y creo que tuvo que echar pié a tierra).
A la orilla del rio, avituallamiento y clase de mecánica de nuestro amigo Dani K. (arreglo de cadena de A. Lorente que le venía dando problemas). Dani no se libra ni una salida (previamente había resuelto con brillantez un problema del desviador de Jaime).
Ritmo rápido por las pistas del Canal, subiendo, llaneando, un pateo de tres pares de narices con un cuestón (el topónimo que lo ponga Víctor) que no se podía subir ni con cuerdas y que nos puso los gemelos más tensos que el Rey delante de un bordillo.
Llegando a Redueña (creo, que me corrija Víctor), esperando en un cruce a la entrada de dicha localidad, aparecen Víctor y David (y alguien más que no recuerdo), perseguidos por un cabrito (en sentido literal, sino hubiera dicho directamente un cabrón) blanco, que les venía persiguiendo desde hacía varios cientos de metros y que, parece ser, se había escapado de alguna explotación ganadera de la zona. El caso es que el animal nos reconocía como su familia (no sé si sería esto o el olor a chotuno de alguno de nosotros) y estaba empeñado en emular a nuestro famoso Tripis de Montejo.
Conociendo la exquisitez y delicadeza de los que hacemos gala en nuestros comentarios y actos en éste grupo, podéis imaginaos los comentarios al ver aparecer al cabrito: Víctor ¿te lo vas a follar?, ¿Nos lo follamos todos y después nos lo comemos (con el relleno)?. En fin, para que reproducir mas frases finas y delicadas.
Después de un rato, Dani K. y David decidieron volver sobre sus pasos y llevar al cabrito a su lugar de origen. No sabían donde depositarlo, por lo que lo dejaron con un rebaño de vacas que transitaban por las cercanías y regresaron.
Vimos a medio kilometro al cabrito con las vacas y sorpresa!!!!, fue vernos el muy cabrito (quizá nos olió) y echo a correr hacia nosotros abandonando a las vacas. Estampida, todos a las bicicletas a intentar despistar al animal. Al final lo conseguimos.
A partir de aquí, poco más que contar, sin más incidentes nos presentamos en El Molar a las 13,30 y, en mi caso, sin tiempo para las cervecitas que seguro supieron a gloria.
Como diría nuestro monarca, me llena de orgullo y satisfacción haber hecho ésta crónica y espero que no me vuelta a tocar hasta dentro de medio año, por lo menos.
Paz y amor para todos los individuos de buena voluntad y en especial para los que disfrutamos cuando un sillín nos aprieta la zona prostática (lo que viene siendo debajo de los huevos).
Felices Fiestas, Feliz Navidad y muchos pedales.
By Javi Ignacio.
(escrito por Javi Ignacio)
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