Mañana fría de invierno en Colmenar Viejo, aunque sin llegar a las gélidas temperaturas que hemos aguantado en ocasiones anteriores, en la que nos volvemos a juntar una buena troupe de amiguetes amantes de las dos ruedas y de las aventuras con las que, en forma de variantes, de vez en cuando, nos sorprende nuestro incansable diseñador de rutas y alcalde, Víctor.

Magnífica ruta la que tocaba hoy, con un par de variantes que eliminan casi por completo el tramo de carretera que incluía la ruta original, cambiándolo por unos espectaculares caminos, con algunos tramos de sendero y en algunos otros, menos, trialeras. En cualquier caso, caminos disfrutones al máximo, que te hacen descargar adrenalina de lo lindo.

Salida de Colmenar, con un poco de retraso, de 21 bikers, los habituales, algunos otros que ya lo son menos, y algunas caras nuevas que se dejan ver de vez en cuando y que hacen aumentar el ya de por sí numeroso grupo de ciclistas de CdC.

Tras discurrir por algunas calles del pueblo, que nos permiten ir calentando las piernas ante lo que nos esperaba, nos adentramos en la colada de los Gallegos, que nos llevará rápidamente al primer camino divertido de la jornada. Con ritmo alegre, y disfrutando de algunos tramos técnicos, llegamos en un santiamén al puente del Batán, en la carretera de Cerceda. Primera parada de reagrupamiento, primeras risas y rápidamente comenzamos el segundo tramo espectacular de la ruta, por un camino que nos permite disfrutar del paisaje y de unas espectaculares vistas del río Manzanares, que vamos bordeando durante algunos kilómetros, mientras damos buena cuenta de las piedras, trialeras, y algunas subidas y bajadas técnicas que van a apareciendo en nuestro discurrir. En este tramo tuvimos el primer incidente de la jornada, pinchazo de Alberto, que se soluciona con la brevedad habitual y que nos permite darnos también un respiro al resto del grupo.   

Después de unos minutos de descanso, volvemos a la carga y llegamos al segundo puente de la jornada, el del Grajal, en la carretera de Colmenar Viejo a Hoyo de Manzanares. Algunos metros por carretera y comenzamos la segunda variante de la jornada, que comienza en una senda de subida, con una inclinación importante al principio, que hace poner el pié en el suelo a la mayor parte del grupo, y que nos deja en la parte alta de la carretera del puerto de la carretera de Hoyo. Una vez cruzamos la carretera, continuamos por una pista forestal que finaliza en un sendero poco visible que sale a la izquierda y que nos llevará directamente a la bajada final hasta la tapia del El Pardo. Con esta segunda variante, hemos eliminado casi en su totalidad los tramos de carretera. Justo antes de coger la senda, intentando pasar por un tramo de piedras, Dani se trastabilla y cae de costado en un agujero de piedras, dándose un fuerte golpe en el costado aunque, en principio, no reviste gravedad.

Una vez finalizado el sendero, rápido descenso, primero, por la pista forestal y después por una senda divertida, y hoy también bastante transitada, hasta llegar al tercer y último puente de la jornada, el de La Marmota. Avituallamiento de rigor, comentarios varios sobre el transcurrir de la jornada, algunos chistes, de los que prefiero no acordarme, arreglo de un segundo pinchazo, y llega la sorpresa desagradable de la jornada. Dani se resiente del golpe anterior y, con un doloroso y maltrecho codo, decide volver a Colmenar por el camino más corto posible. Dani, esperamos que no fuera nada grave y que te recuperes rápido.

Rápida foto de grupo y retomamos la ruta, esta vez por el camino habitual, subiendo por la calzada romana y transitando por el camino pegado a la tapia de El Pardo, que con una larga subida y su correspondiente bajada, aderezada con algún sendero que se atisbaba en los márgenes del camino, ya no dejaremos hasta el arroyo Tejada.

De aquí a Colmenar, por la pista forestal que vadea en varias ocasiones el arroyo. Cada uno a su ritmo, y reservando, en la medida de lo posible, las pocas fuerzas que ya van quedando para afrontar las últimas rampas de la jornada, llegamos a la Ermita de Santa Ana, ya en la entrada el pueblo. Últimos metros hasta los coches y segundo tiempo en el bar del centro comercial, donde esta vez dimos buena cuenta de varios cubos de botellines con sus correspondientes raciones, que nos permitieron recuperar todas y cada una de las calorías quemadas durante la jornada.

En resumen, jornada de pedaleo muy divertida, con una ruta, "la de los tres puentes romanos sobre el río Manzanares", que tiene de todo y que ha ganado mucho con las variantes introducidas, aunque hemos tenido que lamentar la caída y lesión de Dani, que esperemos se recupere pronto.

Así pasó y así lo he contado. Hasta la próxima, amigos.

JJ