De Guadalix de la Sierra a Bustarviejo con vuelta por la Cañada Real Segoviana. 08-09-2013

SOMOS CICLISTAS, SABEMOS SUFRIR, SABEMOS LLEGAR AL LÍMITE….

¿Ya sabes a quién le toca la crónica no?. Yo ya lo sabía, lo sabía, porque la mega-aplicación de Víctor está diseñada para que no se discuta sobre ese tema.

Es lo que hay, lo tenía asumido, no pasa nada, me toca la crónica.

Bueno al lío.

Llegamos bien temprano a Guadalix de la Sierra, en donde se están celebrando sus fiestas patronales. Alguno de los ciclistas que han ido directos a Guadalix de la Sierra y les ha sobrado algún minuto les ha dado tiempo a tomarse un chocolate calentito.

Vemos a varios mozos de la localidad nos preguntan si vamos a montar en bici, como si fuéramos marcianos. No les cabe en la cabeza lo que vamos a hacer.

Ojos vidriosos, mirada perdida. No se caen al suelo porque en una mano llevan un cubata a medias. Ese cubata cumple su doble función; la de cubata propiamente dicho (con sus propiedades minero-medicinales ya conocidas por todos) y la de ser un elemento necesario (imprescindible diría yo) que, una vez en la mano de su propietario, hace de punto de equilibrio y le permite mantener la verticalidad (más o menos) en la mayoría de los casos durante toda la noche. La prueba es que eran más de las 8 y ahí estaban. Todo un despliegue para esas horas.

En cuanto a la ruta propiamente dicha, sin incidencias destacables.

Mañanita perfecta para la práctica de nuestro deporte. Nos juntamos en total 15 biker´s.

Salimos rápidamente del pueblo y tomamos un camino a la izquierda que nos llevaría a Bustarviejo. Subida constante por tramos de pista y algún sendero. Un camino muy bonito con espectaculares vistas.

La ruta es calificada por los ciclistas asistentes, como “ruta para mariquitas” de principio de curso ya que su distancia es de 30km (15 subiendo y 15 bajando más o menos).

En cada puerta, desvío, étc los integrantes del Grupo con máxima educación y deportividad esperan al reagrupamiento de todos los ciclistas. Muchas gracias.

Mi perspectiva del pelotón es privilegiada, lo veo en la distancia, allá a lo lejos, en mi ubicación natural a lo largo de la ruta; el último. No pasa nada, alguien tiene que ir el último.

Subimos todo lo que teníamos que subir, paramos unos minutos, tomamos la chocolatina, foto de Grupo y tiramos para abajo.

Bajada muy, muy bonita. Con largos tramos de senderos muy divertidos y en algún punto un tanto técnico.

De vuelta en el pueblo empieza lo realmente duro de la ruta. ¿Qué hora es? Pocos minutos pasaban de las 11h. No eran horas de tomar cervezas es verdad, pero somos así, tenemos una gran capacidad de sacrificio, somos ciclistas, sabemos sufrir, sabemos llegar al límite. No eran horas, de acuerdo, pero, nos las tomamos…

¿Cervezas solas?. No hombre no, eso nunca. Eso es malísimo. Eso es simplemente reponer líquidos.

El Grupo se preocupa insistentemente, semana tras semana, año tras año, por la correcta hidratación y alimentación de sus ciclistas, por lo que habitualmente después de las rutas se mantiene la sana costumbre de juntar a los ciclistas participantes para la correspondiente reposición de líquidos a la que se añade algo de comida macrobiótica, ideal para deportistas de élite (o casi), como es el caso de todos los componentes de nuestro Grupo. (Vamos lo que viene siendo tomar unas cervezas con unas raciones.)

No era hora para tomar nada, lo sabíamos. No eran horas. Era una decisión complicada, difícil. Podíamos irnos a casa y ya está. Sería la opción más fácil, pero no lo hicimos. No somos unos cobardes.

No hizo falta hablar, unas miradas bastaron. El Grupo funciona como una sola persona en determinadas circunstancias extremas. Esta era una de ellas. Era el momento de demostrar que en momentos difíciles y complicados somos capaces de conseguir las metas más duras y exigentes que nos propongamos.

Asumimos el reto y lo hicimos, vaya si lo hicimos. Como uno solo, nos sentamos los 15 ciclistas participantes en la ruta, en la terracita de la plaza del pueblo. 25º de temperatura, la máquina barredora pasando cada dos minutos, sombrita, ambiente festivo en el pueblo, estiramiento de piernas y charla distendida entre compis.

En medio de ese ambiente inhóspito aparece el camarero al que le fuimos pidiendo cosas variadas de acuerdo con nuestros gustos y las orientaciones dietéticas antes mencionadas con gran disciplina. Desgraciadamente no pudieron atender nuestras sollcitudes, por lo que dentro de las opciones standard que nos dieron y que cumpliesen los parámetros básicos establecidos, elegimos unas raciones de chorizo frito y patatas bravas y para reponer líquidos no conseguimos otra cosa que unas cervecitas variadas.

Cualquier cosa nos vale. Nos adaptamos a todo. Un ejemplo más de superación, de trabajo en equipo. Una piña. Impresionantes los valores del Grupo. Por supuesto no dejamos nada.

Cuando estábamos en la terracita, recibimos la agradable visita de Nuria, que venía de ruta con su bici de carretera. Se añadió al grupo un rato y luego cada mochuelo a su olivo.

Como siempre un placer pasar una mañana de domingo con esta gente tan especial.

DATOS DE LA RUTA