Vuelta por la Horizontal Madrileña y Segoviana entre Linera y Peña Quemada desde Braojos. 28-09-2014

Vuelta por la Horizontal Madrileña y Segoviana entre Linera y Peña Quemada desde Braojos. 28-09-2014

DATOS DE LA RUTA


HORA DE SALIDA: 08:33
HORA DE LLEGADA: 13:22
TIEMPO DE PEDALEO: 02:52
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 04:49
DISTANCIA RECORRIDA: 39.4 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 9.0 ºC ( mín.: 8.0 ºC máx.: 12.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual

OBSERVACIONES: Caída de Adolfo en el cortafuegos del Cerro de la Porrilla, sin consecuencias.

Ver descripción de la ruta realizada
Ver mapa del recorrido realizado
Ver perfil del recorrido realizado
Ver informe IBP
Descargar track de GPS
Ver comentarios y valoraciones en el Blog

VIDEOS DE LA RUTA: (2)

ASISTENTES: (16)

 

caida
Ver perfil del ciclista
Adolfo
Ver perfil del ciclista
David Martínez
Ver perfil del ciclista
Emilio
Ver perfil del ciclista
Flu
Ver perfil del ciclista
Goyo
Ver perfil del ciclista
Javi Doblas
Ver perfil del ciclista
Javi Ignacio
Ver perfil del ciclista
Javi Sánchez
Ver perfil del ciclista
Jesús Terán
Ver perfil del ciclista
Juan
Ver perfil del ciclista
Juan Pablo
Ver perfil del ciclista
Miguel Ángel García
Ver perfil del ciclista
Miguel Sánchez
Ver perfil del ciclista
Santos
Ver perfil del ciclista
Valentín
Ver perfil del ciclista
Víctor

caídas en la ruta: (1)

pinchazos en la ruta: (0)

averías en la ruta: (0)

"Crónica de un ciclista del siglo XXI"

El dulce sonido del sonodespertador me saca en lo mejor del sueño; se suponía que la maldita pulsera le indicaría el mejor momento para despertarme y a la vez tener tiempo suficiente, pero me he quedado en lo mejor del sueño y de nuevo con el tiempo pegado, y más aún hoy que hacemos una ruta a la manera de las 'tradicionales', una ruta de las que no hacíamos desde hace ya mucho tiempo.

La bicicleta está preparada a mi lado mientras desayuno, la veo y es como si no nos recordáramos, ayer ajustándola para hoy y encontrándome que llevo tanto tiempo sin pegarme con sus componentes que solo espero que no se desensamblen a propósito las piezas en plena pedrería. Es antigua, es muy antigua, pero servirá bien. Además, estas cosas se aprenden de pequeño y ya no se olvidan nunca, o eso espero.

La conducción al punto de partida se hace larga, pero es que había perdido la costumbre. El coche se desliza en plena madrugada y durante el tiempo en que no estoy dormido pienso en como ha cambiado todo, en las regulaciones, en los permisos y en las malditas normativas recientemente aprobadas y que, diré "nos permiten" esporádicamente hacer uso de las pistas forestales de la Sierra. La verdad es que esta zona es muy bonita y el otoño casi lo tenemos encima, ya ni lo recordaba.

Nos encontramos todos en Braojos, me llama la atención lo variopinto de las vestiduras, pañuelos, cascos, guantes, camisetas, etc. Pero es que además solo hacen unas horas que nos vimos en la cena del club. Y es que acostumbrados a vernos en la pantalla de los holoproyectores con modelos que podemos cambiar de color y aspecto a nuestro gusto todo esto resulta de lo más retro. Los pañuelos panhispánicos hacen furor hoy en la plaza de Braojos.

Encendemos los transpondedores y cargamos los pases en las bicicletas; podemos ya empezar a pedalear, mientras subimos nos metemos poco a poco en la niebla (real, nada de yoduros de plata) y ya ni oimos el viento en las hojas de los árboles ni mucho menos del quedo zumbido de los drones grabandonos desde lo alto. Je, je, como ha cambiado esto. Con mi recién estrenada cámara yo y mis esforzados compañeros dedicamos ritmo y tiempo a tomar desde arcanos cachivaches tanto instantáneas (se llamaban) como videos bidimensionales de la ruta.

Espero por otro lado que los videoforestales no controlen que en realidad funcionan a base de paleo-baterías capaces de contaminar más allá de la normativa de la zona. Pero esta vez gracias a ellos nos ahorramos el alquiler de los drones (con esta niebla de poco nos servirían) y el servicio de montaje y personalización de medios grabados. Eso sí habrá que montar los videos a mano y reformatear los registros con un software que ya pocos usamos (no entiendo como aun arrancan estos viejos sistemas operativos, pero bueno). Lo peor es que no sé si podremos hacer que las estadísticas de esta ruta alimenten el resto del año, pero bueno, es lo que tienen estas retro-rutas que se están poniendo de moda. Creo que acabaremos poniendo la temperatura y el índice ciclopotencial después de un par de semanas a manopla, me lo veo venir.

La subida hacia la pista horizontal es dura y no concede descansos, cada uno de nosotros la hacemos sin más ayuda que cuatro pautas de alimentación en el desayuno y unos pulsómetros viejunos que en realidad no nos harían falta, pues estas cuestas hacen que nos oigamos perfectamente el ritmo con el que nos laten los corazones mientras tiramos de las bicicletas cuesta arriba. Hoy no podemos usar indicadores de nada, ni temperaturas musculares, ni indices de producción de ácido láctico, ni potenciómetros subcutáneos, ni las típicas tonterias que nos cuelan desde las digirevistas del género. Nada de nada de todo eso, porque esto es ciclismo a la antigua.

Subimos buena parte del puerto por un sendero de verde rabioso. Al ser monte-monte está tachonado por unos hongos que imprudentes se levantan sobre biocaca peligrosamente debajo de nuestra trazadas, que chulo ... es que esto no los vemos en la demás rutas, ni los senderos autogenerados de las virtualirutas tienen tanto detalle (dicen que en Mammuth hay un SW que ya incluso añade lagartos en movimiento, pero con esta temperatura tan fresca verlos aparecer sería un bug impresentable).

En lo alto de Linera el aíre es limpio, nada del regusto acre que tienen los condenados generadores de oxigeno con su maldita carga extra de ozono que te reseca la garganta; la verdad es que el cuerpo se ha adaptado perfectamente a pedalear aquí, reconozco que no lo tenía claro. Sobre todo no hace nada de viento ni tampoco del frío que estos parajes se estilan.

Bajamos Linera envueltos en agua, niebla, respeto y cautela; ni la bicicleta ni los sufridos se encontrarán cómodos en este baile de piedras escurridizas, voy pasando a los compañeros que se paran a ponerse ropa adicional, lo bueno es que en cuanto llegamos a la parte que se recoge en el pinar el piso se suaviza (que no su pendiente) y el aire se aclara, y al acabar la bajada ya hemos salido de la neblina. Nos reagrupamos y disfrutamos del paseo por las pistas de Segovia hacia el puerto de Peña Quemada, las pistas están perfectas, no hay lluvia ni niebla que nos quiten la vista de bosque que nos rodea, y de cuando en cuando unos barrancos imponentes desparraman sus piedras donde puedan ser pacientemente pasto del musgo, es un regalo para la vista.

Una piara de monteros nos alecciona rompiendo el encanto del lugar, al igual que nosotros han debido salir hoy de sus centros de cibermontería a hacer caza al estilo antiguo. En fín, en una generación más veremos que queda de éstos, no me hacen gracia la verdad; no es ya pensar que unos animales salvajes tengan dueño (no cabe en mi anticuada cabeza). Lo peor es que hayamos coincidido dos "eventos a la antigua" el mismo sitio y dia, es lo que tiene federarse en nación-comunidades, que al final administrativamente no nos coordinamos ni a la de tres.

Tras este encuentro nos pararemos a picotear algo, algunos traen comida real, como frutos deshidratados aunque yo tengo insípidas barritas de proteocereales y unas frutas endemoniadas que a los más viejos nos recuerdan al plátano.

La subida a Peña Quemada se hace más llevadera con la pequeña variante introducida, es interesante ya que aun después todavía nos quedará alguna que otra subida de las que te acalambran el castigado tillo. Hacemos un mínimo sobrecuerda en la pista horizontal y tomamos la bajada por Las Praderas del puerto hacia la Ladera de San Sebastián.

Este sendero de bajada nunca estuvo abierto del todo, es muy bonito pero con nuestras amortiguaciones pretéritas echamos en falta las estabilizadoras y los sensores de sobrepresión en algún que otro tramo, aparte que vamos secando la foresta a nuestro paso; esto es, que nos llevamos toda el agua de los ramajes en la ropa. Entre improperios y risas contra las ramas que quieren rayar nuestra bicis (eso no pasa en las rutas virtuales, eh?) nos dejamos caer cuesta abajo.

El tramo final que desemboca en la pista está cortado por un cierre de pinos por lo que exploramos el paso por arriba (y por abajo), la verdad es que creo que es mejor coger el sendero que bajaba poco antes del cierre, y cuidado con su salto final ya que solo es factible conectando unos de esos vergonzosos y sonrojantes anti-gravedad que se pusieron de moda hace cierto tiempo por los globeros con sobrepeso que solían medrar sobre los asientos de un quad.

Nos agrupamos al final de la bajada y lo malo es la subida que se nos tiende ahora justo enfrente, muchos querrían cortar la ruta aquí ... Pero habrá que esperar a poder volver hacer una virtuoruta de las típicas para poder abortarla de este modo donde y cuando queramos, desde luego hoy no es posible.

Bueno, acabamos de subir bajo la atenta mirada de dos ¿ caballos ? (creo que eran reales) y bajo La peña de la Muela nos agrupamos, atención al camino que se extiende desde que dejamos el camino de esta peña y que nos lleva hacia la Porrilla y la Dehesa Boyal. Recto y tendido se adorna de un antiquísimo muro en ruinas que pinta un paisaje cuasi-Galaico: La pista, acompañada de su barrera de piedra, musgo y verdería nos estira a todos ladera abajo hasta el próximo punto de reunión.

Nos precipitamos todos a una por la trialera que hay en la Vereda del Lomo hasta llegar al muro de la Dehesa Boyal, abandonamos entonces la vereda por un pequeño tobogan resbaladizo donde Flu y Adolfo dan un pequeño patinazo sin consecuencias; las mayores risas quedan para un pequeño arroyo, oscuro y de aguas negras con abundante cacavaca que hay que cruzar poco después. Bajamos pegados a la valla de la Dehesa Boyal de Braojos para cerrar ya la ruta.

La bajada por la Dehesa es muy bonita, pero esta vez con el cansancio y el desgaste de tirar de frenos físicos la disfruto menos. Mi cámara agota su pila justo al acabarla, la verdad es que poco más recuerdo. Llegamos a la plaza de Braojos pero la hora se ha hecho imposible para más de uno, en fín, esto es algo que ya no pasa ni en las rutas virtuales ni en los simuladores de los bikeparks, pero a mí la verdad es que me ha encantado esta retroruta a pesar del agua. Algún dia la haremos en secano (si la hubieramos podido grabar con drones quizás pudiera generarse una virtuoruta, y ponerle buen tiempo ya sería trivial). La pena de la hora es que muchos no se pueden quedar a tomar las cervezas.

Bueno, compensaremos la próxima semana al vernos todos en nuestras típicas mega ruta-quedadas virtuales de las de siempre en la que bajaremos un compendio de bosques y praderas de la Mongolia exterior con los parques nacionales de Costa Rica salpicado con algunas trialeras de Torremocha, una virtuoruta típica de las seleccionadas por nuestro Alcalde, of course.

En fín, al final la experiencia ha sido que me ha gustado mucho esta paleoruta, en esto pienso mientras selecciono la conducción suave y me tiendo a dormitar en la trasera del coche para que me lleve deslizándome en silencio de vuelta a casa. Me toca crónica y por lo menos entre cabezada y cabezada y ya tengo una cierta idea de la misma, ya que después de hacer esta ruta al estilo antiguo de hoy me intentaré imaginar como se hacían las antiguas rutas en bici de montaña hace cincuenta años, cuando todo esto empezaba. Hasta ya tengo el título, creo que esta crónica la llamaré:


"Crónica de un ciclista del siglo XX"
 

(escrito por Emilio)


nº fotos/pág.

1/137


Braojos.


Braojos.


Braojos.


Braojos.


Camino del Molino (PR-38)


Pista junto al Arroyo de la Trocha.


Pista junto al Arroyo de la Trocha.


Pista junto al Arroyo de la Trocha.


Pista junto al Arroyo de la Trocha.


Pista junto al Arroyo de la Trocha.


nº fotos/pág.