DATOS DE LA RUTA
HORA DE SALIDA: 21:11
HORA DE LLEGADA: 23:31
TIEMPO DE PEDALEO: 01:52
TIEMPO TOTAL EMPLEADO: 02:20
DISTANCIA RECORRIDA: 38.4 Kms.
TEMPERATURA MEDIA: 24.0 ºC ( mín.: 19.0 ºC máx.: 27.0 ºC ).
SENTIDO DE REALIZACIÓN: habitual
OBSERVACIONES: Segunda ruta nocturna de la temporada, rápida y sin incidencias. Participación de 8 ciclistas.
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ASISTENTES: (8)
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caídas en la ruta: (0)
pinchazos en la ruta: (0)
averías en la ruta: (0)
RUTA NOCTURNA POR EL MESTO
Ruta rápida y sin incidencias, como mandan los cánones, con ocho ciclistas enchufados desde el principio. Tiempo de parada aproximado de 30 minutos, según nuestro sacrosanto track. Paisaje inigualable en la zona del Mesto, a la que se llega con el final del día; como se diría en mi tierra, entre lusco e fusco. Variante en el primer rodeo a la Urbanización Santo Domingo con el grupo rodando bastante junto, tramo que se realiza cerca de la A1 en lugar de por el margen derecho de la urbanización. Igual o más árido que el otro tramo, que se hará de vuelta. Rodar homogéneo excepto en la subida al cementerio del Molar, donde las luces de Carlos van quedando atrás. Tramo vertiginoso de bajada y llano entre Pedrezuela y el retorno a Santo Domingo. Abrevada vista y no vista en el Aboleo.
Las nueve, aún no menos diez. Me planto el primero en CdC, pensando unos días antes que iría pegado de tiempo. Montajes, qué pocas luces llevo, y en esto que llega Flu. Y Javi Ignacio. Y Julio con su hermano David, que participa por primera vez. Pensando que íbamos a ser dos David (Martínez y este Kerubín) y dos Javis (las liebres), y al final crece la familia. Flu también se apuntó a última hora. Y llega Martínez también, y Carlos, con quien tampoco se contaba. Maravilloso.
¿Qué pasa con el marika del Sánchez? Que no viene, qué raro, con lo que le mola montar la discoteka ciclista por la noche. Y aparece, con muchas luces (una para mí también, gracias) y un pinchacito arreglado. Estamos todos. Salimos camino de la Urbanización Santo Domingo, que rodeamos por una variante que transcurre por el lado más cercano a la Autovía A1, por un terreno igual de árido que el trazado original, pero novedoso para muchos y que nos ahorra al menos dos o tres kilómetros de ruta. Teniendo presente que el primer tramo es común para la ida y la vuelta, este cambio da un aire diferente al acceso al Mesto.
Cayendo la noche, paramos antes de cruzar la carretera para hacer una foto de grupo, bastante amplio si contamos que se trata de una ruta nocturna. Un vicio cada vez más compartido. Seguimos raudos hasta el Polígono Industrial de El Raso, donde nos adentramos en la zona de La Rinconada, antesala del Canal del Mesto. Encontramos unas txurris con perritos que estaban para azotarlas, pero nos contenemos y seguimos pedaleando. Reagrupamos la serpiente multicolor y subimos al Canal, que se recorre de forma vertiginosa con la noche ya sobre el grupo, a la luz de las velas. Se puede distinguir todavía el Viaducto del Zegrí, al girar un recodo del camino, alzarse enhiesto frente a nosotros, en la distancia, esperando que lo crucemos en otra ruta la próxima temporada. Esta ya no toca.
Reagrupamos al final del Canal, en El Mesto, para hacer un alto en el camino y zamparnos las viandas que a buen seguro nos harán falta para subir al Cementerio de El Molar, próxima referencia de nuestra ruta. La subida, trepidante, escalona el pelotón, con las luces de Carlos quedando atrás lentamente y las del resto perdiéndose en la inmensidad del pedregoso ascenso, si un día con firme de cemento, ahora deslavazado y con trazas irreconocibles de lo que fue (y sigue siendo) un acceso al Azud de El Mesto y a las estructuras del Canal.
Llegados a El Molar, parada para tomar aire y salida de nuevo a toda pastilla hacia Pedrezuela, alternando tramos de camino amplio con leves roderas horizontales provocadas por el aire y el agua, tramos de asfalto y caminos más estrechos y algo técnicos en descenso y llano, buscando en todos ellos los laterales bien por tratarse del firme más cómodo, bien por estar en zona de tránsito de coches. El grupo se estira, con los Javis en cabeza tirando a bloque y el resto diseminados por detrás.
Parada obligada para ver si las brevas son ya comestibles en esta época del año, pero lástima, todavía están verdes. Continuamos por camino amplio y bacheado, ahora asfaltado, ahora de tierra, hacia CdC, ya muy cerca del final de ruta, cruzándonos con algún coche despistado al que le podemos estropear el coito en esta zona poco accesible, y llegando a la tasca sin novedad. Recogemos trastos y a tomar cervezas. Ya van dos, el ecuador de las rutas nocturnas de la temporada.
(escrito por David Verdes)
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